sábado, 9 de agosto de 2008

¿Analfabetismo emocional?

Día a día escuchamos de arrestos de jóvenes por acciones violentas, delictuales, por trasgresiones a la normativa, por rebeldía; riñas callejeras, violaciones, suicidios, embarazos no deseados, síntomas de depresión, etc.; cada vez a una más temprana edad, con mayor precocidad en sus osadas acciones. Son problemas cotidianos que están latentes en una sociedad que está impulsando hacia ciertos aspectos preocupantes, que agobian a profesores por no tener las herramientas suficientes para abordarlos. Éstos, registran en sus alumnos conductas como:
Aislamiento o problemas sociales: preferencia por estar solos, tendencia a la reserva; mal humor extremo; pérdida de energía; sentimiento de infelicidad; dependencia exagerada.
Ansiedad y depresión: conducta solitaria, diferentes miedos y preocupaciones; necesidad de ser perfectos; sensación de no ser amados; sentimientos de nerviosismo,tristeza y depresión.
Problemas de la atención o del pensamiento: incapacidad de prestar atención o permanecer quietos; actuación sin reflexión previa; nerviosismo excesivo que les impide la concentración; pobre desempeño en las tareas escolares; incapacidad de pensamientos que indiquen preocupación por los demás.
Delincuencia y agresividad: vinculación con otros que se involucran en conflictos; utilización de mentiras y subterfugios; marcada tendencia a discutir; demanda d atención; destrucción de las propiedades de otro; desobediencia en el hogar y en la escuela; obstinación y capricho; exceso de charlatanería; actitud burlona; temperamento acalorado.
Este malestar emocional parece ser el costo universal que la vida moderna tiene para los niños. Es algo que envenena la experiencia del ser humano. ¿será que no nos hemos preocupado lo suficiente de la educación de las emociones, en una búsqueda del éxito laboral, profesional, económico? ¿estamos los padres y madres preparados para apoyar a nuestros hijos en su expresión de sentimientos y emociones? ¿somos capaces de identificar nuestras emociones, interpretar las de los demás, manejar el enojo, controlar los impulsos? ¿qué modelos somos para los niños y niñas que se insertan en un mundo de contradicciones entre los discursos y las realidades?
Nos enfrentamos ante la necesidad de educar el manejo de las emociones, la capacidad de zanjar pacíficamente las diferencias: a formar un alfabeto emocional. Esto de “formar un alfabeto emocional es tan importante como la instrucción en matemáticas o en lenguaje” (Karen Stone Mc Cown, creadora del programa de la Ciencia del Yo).
El objetivo principal de lograr la alfabetización emocional consiste en elevar el nivel de la aptitud social y emocional de los niños como parte de su educación regular.
La citada autora nos dice: “Cuando la enseñanza consiste en el manejo del enojo, ayudamos a que los niños comprendan que siempre se trata de una reacción secundaria y a que intenten averiguar qué hay por debajo: ¿se sienten doloridos? ¿celosos? Nuestros chicos aprenden que siempre se tienen opciones cuando se trata de dar una respuesta a la emoción y que cuantas más maneras de responder a una emoción conozca, tanto más rica será su vida”.
Fuentes:
Goleman, Daniel. "La inteligencia emocional" Ediciones B Argentina SA, 2000.
O'Connors, Joseph; Seymour, John. "PNL para formadores" Edit. Urano, Barcelona,1996

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